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viernes, 3 de diciembre de 2010
Mario Abate Liotti: Chávez, no siga mintiendo... Ya está bueno, ya...
Mario Abate Liotti: Chávez, no siga mintiendo... Ya está bueno, ya...: "Chávez, no siga mintiendo,no manipule, no sea demagogo.RESPETE A LA GENTE. Esto hizo la 4ª…¿Qué hizo la 5ª? Asunto: LISTADO DE OBR..."
Mario Abate Liotti: Chávez, no siga mintiendo... Ya está bueno, ya...
Mario Abate Liotti: Chávez, no siga mintiendo... Ya está bueno, ya...: "Chávez, no siga mintiendo,no manipule, no sea demagogo.RESPETE A LA GENTE. Esto hizo la 4ª…¿Qué hizo la 5ª? Asunto: LISTADO DE OBR..."
martes, 19 de octubre de 2010
martes, 21 de septiembre de 2010
lunes, 20 de septiembre de 2010
ganar perdiendo-perdiendo ganando...
Hector Alonso Lòpez El 18 de septiembre a las 0:25 Responder
GANAR PERDIENDO, PERDER GANANDO.http://www.blogger.com/pages.g?blogID=7416454762921073759
Por David Ioli Medina
Imperfección en el Sistema Electoral venezolano
En política, como en muchos otros aspectos en la vida, algunas veces se puede perder ganando y también de puede ganar perdiendo. Ese es uno de los escenarios que pudiéramos estar presenciando en las elecciones parlamentarias del próximo 26 de septiembre en Venezuela. Una imperfección en el sistema electoral venezolano podría permitir que la corriente opositora al gobierno del Presidente Chávez no logre la mayoría de los diputados a la Asamblea Nacional, aún habiendo obtenido la mayor cantidad de votos totales de la elección.
Según la derogada Constitución de 1.961, el Poder Legislativo estaba integrado por dos cámaras: la cámara de diputados, quienes representaban a los ciudadanos, y la cámara de senadores, representantes de cada uno de los estados federales. Ambas cámaras tenían funciones muy distintas pero, cuando se presentaba alguna diferencia entre ellas, terminaba imponiéndose la cámara baja o de diputados por cuanto éstos eran los representantes de la soberanía popular.
Pero la Constitución de 1.999 tenía que ser “revolucionaria” y un Poder Legislativo “revolucionario” no podía ser bicameral. Así, mediante una simple omisión en la nueva Carta Magna desapareció la figura del senado que había estado presente en todas las constituciones venezolanas desde 1.811.
La nueva normativa estableció que los diputados a la Asamblea Nacional serían elegidos mediante “representación proporcional según una base poblacional del uno coma uno por ciento de la población total del país.” Es decir, por cada 1,1% de habitantes se elige un diputado. Pero esta nueva fórmula generaba un grave problema, estados como Amazonas o Delta Amacuro, que no cuentan con el 1,1% de la población en todo su territorio, carecerían de representación. Es por eso que los Constituyentes idearon una solución muy práctica: “Cada entidad federal elegirá, además, tres diputados o diputadas.”
Pero esta disposición no es nada proporcional. Por ejemplo, el estado Amazonas, con un aproximado de 153.550 electores inscritos en el REP, obtiene 3 diputados, mientras que estados como el Zulia, con 3.821.068 electores obtiene sólo 15.
En principio esta disposición parece razonable, después de todo hay que darle representación a todos y cada uno de los estados. Pero los diputados asisten a la Asamblea Nacional a ejercer la soberanía popular, tomando decisiones trascendentales para todos los venezolanos y bajo este sistema, los representantes de una minoría podrían estar tomando decisiones que afecten a la mayoría.
El mejor ejemplo de esto lo vemos a través de un análisis rústico de los últimos resultados electorales. Los 4 estados con mayor densidad poblacional (Zulia, Miranda, Distrito Capital y Carabobo) fueron ganados por la oposición en las pasadas elecciones regionales. El 5to (Lara) es gobernado por una fórmula que marcó distancia del partido de gobierno (PSUV) y el 6to (Bolívar) es un estado que bien pudo haber ganado la oposición pero que perdió al presentar dos candidatos y dividir sus votos.
Con base a estimaciones a partir del censo de 2.001 hechas por el propio Instituto Nacional de Estadística venezolano, al 2.010, éstos 6 estados cuentan con el 51,14% de los habitantes de Venezuela, pero sólo les corresponden el 38,78% de los diputados a elegir. Es decir, que a menos de la mitad de los venezolanos les corresponde elegir a más del 60% de los diputados.
Ganar perdiendo; perder ganando
Bien queda claro que esta debilidad o imperfección del sistema electoral venezolano atenta seriamente contra la regla de la mayoría democrática, sin embargo, pese a que la oposición sea la única que pierda ganando, ambas partes pueden ganar aún perdiendo. El Presidente Chávez, perdiendo en los resultados electorales podría ganar la mayoría en la Asamblea Nacional y la oposición, aún perdiendo la mayoría de los diputados a la Asamblea también podría ganar mucho.
De producirse estos resultados, la oposición estaría ganando la mayoría de los diputados al Parlamento Latinoamericano, hecho que enviaría un mensaje inequívoco a la región y a todo el mundo que el gobierno de Hugo Chávez se debilitó fuertemente. Además, sería una gran oportunidad para torpedear la agenda política de Chávez en la región y una gran tarima para denunciar las violaciones de Derechos Humanos que ocurren en el país.
En segundo lugar, también se envía un mensaje a lo interno del país de que el cambio es verdaderamente posible, no solamente dándole esperanzas a la corriente opositora, sino introduciendo dudas en los revolucionarios “light” al hacerles ver que su presidente sí es derrotable en elecciones nacionales.
Esto ha sido bien estudiado por el presidente y sus estrategas y se evidencia en el hecho de que sólo los hombres y mujeres más radicales y de mayor confianza del Presidente fueron postulados a la AN para evitar cualquier “salto de talanquera” de producirse esta situación. Sin embargo, bajo ese escenario sería imposible impedir negociaciones dentro de las filas del PSUV con la oposición de todos aquellos que quieran mantener su “camburcito” y/o continuar en la vida política bajo un nuevo gobierno.
Las estrategias
Tratando de prevenir este escenario, la estrategia del régimen será la de ejercer todo el poder y el abuso del mismo que tengan a su disposición. La creación del espejismo de que el gobierno y sus partidarios son omnipresentes y omnipotentes ha desmoralizado a la oposición en situaciones anteriores, estimulando la abstención entre sus filas. De lograrlo esta vez, las posibilidades de que la oposición pierda, no sólo la AN sino la cantidad de votos totales es grande.
La oposición, por su parte, lo ha hecho bien. Los acuerdos alcanzados por la criticada Mesa de Unidad Democrática fueron a tiempo, lo que le ha permitido a los candidatos opositores recorrer el país libremente antes que los rojos radicales les cierren el acceso a los territorios “comanches” ejerciendo la violencia. Ese tiempo ha servido para conformar estructuras de base, organizar la defensa del voto y llevar el mensaje de cambio y esperanza a sectores en los que antes la oposición no había podido entrar.
Los liderazgos regionales y locales de los espacios conquistados por la oposición en las pasadas elecciones del 2.008 también juegan un papel importante, ya que se espera que la balanza de votos se incline un poco más y Chávez pierda fuerza. Esto explica por qué Diosdado Cabello, Ex Gobernador del Estado Miranda no aspira a la diputación por ese estado sino por Monagas.
Pero de nada servirá el espacio ganado en las zonas históricamente “rojas” o el trabajo de los líderes opositores si no logran disminuir al mínimo la abstención, aún en los circuitos que “ya están ganados” o en los que es imposible ganar.
La oposición debe ser capaz de resistir la embestida roja llevando un mensaje de calma a sus partidarios y recordar que en los escenarios de mayor polarización la abstención siempre crece. Todos los votos cuentan y se suman al total. Esto lo deben saber ya los partidarios de ambas tendencias que, a falta de una victoria contundente, buscarán ganar aún perdiendo.
GANAR PERDIENDO, PERDER GANANDO.http://www.blogger.com/pages.g?blogID=7416454762921073759
Por David Ioli Medina
Imperfección en el Sistema Electoral venezolano
En política, como en muchos otros aspectos en la vida, algunas veces se puede perder ganando y también de puede ganar perdiendo. Ese es uno de los escenarios que pudiéramos estar presenciando en las elecciones parlamentarias del próximo 26 de septiembre en Venezuela. Una imperfección en el sistema electoral venezolano podría permitir que la corriente opositora al gobierno del Presidente Chávez no logre la mayoría de los diputados a la Asamblea Nacional, aún habiendo obtenido la mayor cantidad de votos totales de la elección.
Según la derogada Constitución de 1.961, el Poder Legislativo estaba integrado por dos cámaras: la cámara de diputados, quienes representaban a los ciudadanos, y la cámara de senadores, representantes de cada uno de los estados federales. Ambas cámaras tenían funciones muy distintas pero, cuando se presentaba alguna diferencia entre ellas, terminaba imponiéndose la cámara baja o de diputados por cuanto éstos eran los representantes de la soberanía popular.
Pero la Constitución de 1.999 tenía que ser “revolucionaria” y un Poder Legislativo “revolucionario” no podía ser bicameral. Así, mediante una simple omisión en la nueva Carta Magna desapareció la figura del senado que había estado presente en todas las constituciones venezolanas desde 1.811.
La nueva normativa estableció que los diputados a la Asamblea Nacional serían elegidos mediante “representación proporcional según una base poblacional del uno coma uno por ciento de la población total del país.” Es decir, por cada 1,1% de habitantes se elige un diputado. Pero esta nueva fórmula generaba un grave problema, estados como Amazonas o Delta Amacuro, que no cuentan con el 1,1% de la población en todo su territorio, carecerían de representación. Es por eso que los Constituyentes idearon una solución muy práctica: “Cada entidad federal elegirá, además, tres diputados o diputadas.”
Pero esta disposición no es nada proporcional. Por ejemplo, el estado Amazonas, con un aproximado de 153.550 electores inscritos en el REP, obtiene 3 diputados, mientras que estados como el Zulia, con 3.821.068 electores obtiene sólo 15.
En principio esta disposición parece razonable, después de todo hay que darle representación a todos y cada uno de los estados. Pero los diputados asisten a la Asamblea Nacional a ejercer la soberanía popular, tomando decisiones trascendentales para todos los venezolanos y bajo este sistema, los representantes de una minoría podrían estar tomando decisiones que afecten a la mayoría.
El mejor ejemplo de esto lo vemos a través de un análisis rústico de los últimos resultados electorales. Los 4 estados con mayor densidad poblacional (Zulia, Miranda, Distrito Capital y Carabobo) fueron ganados por la oposición en las pasadas elecciones regionales. El 5to (Lara) es gobernado por una fórmula que marcó distancia del partido de gobierno (PSUV) y el 6to (Bolívar) es un estado que bien pudo haber ganado la oposición pero que perdió al presentar dos candidatos y dividir sus votos.
Con base a estimaciones a partir del censo de 2.001 hechas por el propio Instituto Nacional de Estadística venezolano, al 2.010, éstos 6 estados cuentan con el 51,14% de los habitantes de Venezuela, pero sólo les corresponden el 38,78% de los diputados a elegir. Es decir, que a menos de la mitad de los venezolanos les corresponde elegir a más del 60% de los diputados.
Ganar perdiendo; perder ganando
Bien queda claro que esta debilidad o imperfección del sistema electoral venezolano atenta seriamente contra la regla de la mayoría democrática, sin embargo, pese a que la oposición sea la única que pierda ganando, ambas partes pueden ganar aún perdiendo. El Presidente Chávez, perdiendo en los resultados electorales podría ganar la mayoría en la Asamblea Nacional y la oposición, aún perdiendo la mayoría de los diputados a la Asamblea también podría ganar mucho.
De producirse estos resultados, la oposición estaría ganando la mayoría de los diputados al Parlamento Latinoamericano, hecho que enviaría un mensaje inequívoco a la región y a todo el mundo que el gobierno de Hugo Chávez se debilitó fuertemente. Además, sería una gran oportunidad para torpedear la agenda política de Chávez en la región y una gran tarima para denunciar las violaciones de Derechos Humanos que ocurren en el país.
En segundo lugar, también se envía un mensaje a lo interno del país de que el cambio es verdaderamente posible, no solamente dándole esperanzas a la corriente opositora, sino introduciendo dudas en los revolucionarios “light” al hacerles ver que su presidente sí es derrotable en elecciones nacionales.
Esto ha sido bien estudiado por el presidente y sus estrategas y se evidencia en el hecho de que sólo los hombres y mujeres más radicales y de mayor confianza del Presidente fueron postulados a la AN para evitar cualquier “salto de talanquera” de producirse esta situación. Sin embargo, bajo ese escenario sería imposible impedir negociaciones dentro de las filas del PSUV con la oposición de todos aquellos que quieran mantener su “camburcito” y/o continuar en la vida política bajo un nuevo gobierno.
Las estrategias
Tratando de prevenir este escenario, la estrategia del régimen será la de ejercer todo el poder y el abuso del mismo que tengan a su disposición. La creación del espejismo de que el gobierno y sus partidarios son omnipresentes y omnipotentes ha desmoralizado a la oposición en situaciones anteriores, estimulando la abstención entre sus filas. De lograrlo esta vez, las posibilidades de que la oposición pierda, no sólo la AN sino la cantidad de votos totales es grande.
La oposición, por su parte, lo ha hecho bien. Los acuerdos alcanzados por la criticada Mesa de Unidad Democrática fueron a tiempo, lo que le ha permitido a los candidatos opositores recorrer el país libremente antes que los rojos radicales les cierren el acceso a los territorios “comanches” ejerciendo la violencia. Ese tiempo ha servido para conformar estructuras de base, organizar la defensa del voto y llevar el mensaje de cambio y esperanza a sectores en los que antes la oposición no había podido entrar.
Los liderazgos regionales y locales de los espacios conquistados por la oposición en las pasadas elecciones del 2.008 también juegan un papel importante, ya que se espera que la balanza de votos se incline un poco más y Chávez pierda fuerza. Esto explica por qué Diosdado Cabello, Ex Gobernador del Estado Miranda no aspira a la diputación por ese estado sino por Monagas.
Pero de nada servirá el espacio ganado en las zonas históricamente “rojas” o el trabajo de los líderes opositores si no logran disminuir al mínimo la abstención, aún en los circuitos que “ya están ganados” o en los que es imposible ganar.
La oposición debe ser capaz de resistir la embestida roja llevando un mensaje de calma a sus partidarios y recordar que en los escenarios de mayor polarización la abstención siempre crece. Todos los votos cuentan y se suman al total. Esto lo deben saber ya los partidarios de ambas tendencias que, a falta de una victoria contundente, buscarán ganar aún perdiendo.
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